Infobae en los incendios del Delta del Paraná: fuego, humo y una ley de humedales que se demora
El fuego ya arrasó 100 mil hectáreas en lo que va del 2022. Es la novena vez en los dos últimos años que sucede un desastre de esta magnitud. Los animales que escapan y aparecen en la ciudad de Rosario. El ecosistema en riesgo. Las sospechas de los pobladores y la palabra de los funcionarios.
Los incendios en el Delta del Paraná vuelven a tomar la primera plana en los medios nacionales. Esta vez, el humo del fuego llegó a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y captó la atención de la ciudadanía de la capital porteña. En Rosario, el fuego no es novedady exigen que se le dé importancia al desastre ambiental y sanitario que causan las llamas. Lucila es una vecina de Rosario y administra un cálido hostel en el centro de la ciudad, con una construcción que evoca la sensación de hogar. Consultada como ciudadana por la situación actual, supo decir con cansancio que “en el país solo hablan de Rosario y la inseguridad, a nadie le importa el fuego, excepto cuando llega a Buenos Aires. Acá las provincias se tiran la pelota y nadie hace nada. Entre Ríos dice no tener recursos, y Santa Fe no tiene jurisdicción sobre el delta”.
El río Paraná separa a Rosario (Santa Fe) de la provincia de Entre Ríos. De un lado hay una ciudad construida en torno a su costanera que, a través de un largo puente de más de 4000 metros, se conecta con las islas y los humedales que conforman el Delta del Paraná, a tan sólo unos kilómetros de Victoria, una pequeña localidad entrerriana. A lo largo de la costanera de la ciudad rosarina se puede pasear, practicar deportes y hasta comer en algunos establecimientos gastronómicos que ofrecen una vista a la ribera.
Valentín es un joven que trabaja en un restaurant frente al Delta, y se enoja cada vez que ve aquellas plumas espiraladas de humo que atraviesan el cielo en todo el horizonte. Luego de una conversación acerca de cómo el humo afecta gravemente a la salud y a la ciudad, con ironía supo destacar: “Por suerte hay un barco de Costa Shipping tapando parte del horizonte, sino la postal sería peor. Te estás llevando la peor postal de Rosario”. Compartía el enojo de Lucía, diciendo que cuando empiezan a incendiarse los humedales, no tan casualmente “empiezan a hablar de tiroteos en alguna parte de la ciudad, así nadie muestra lo que pasa”. Sobre las recientes detenciones de 3 apicultores que serían responsables de iniciar fuegos, Valentín asegura que ‘son 3 perejiles’ que hacían fuego junto al puente, y que a los verdaderos responsables de los feroces incendios ‘no se los agarra’. Además, esbozó lo que resultan ser indicios de la devastación ecosistémica. Hace unos días apareció una serpiente posada sobre las mesas. También encontraron dos monos que cruzaron hacia Rosario y, sorprendido, el trabajador gastronómico dijo “ni siquiera sabía que podía haber monos por acá”. Otro punto que destacó fue el de las abejas: huyendo del asfixiante humo, estos insectos polinizadores vitales para la salud ecosistémica están huyendo de aquellas áreas naturales y cruzando el río Paraná. En el restaurant dieron cuenta de esto ya que “aparecen abejas alrededor de los platos” atraídas por los aromas gastronómicos y son expulsadas de un ecosistema que arde.
La ruta nacional 174 es la que une a Santa Fe con Entre Ríos, atravesando el Paraná y permitiendo que en poco más de 50 kilómetros se pueda llegar de Rosario a Victoria. El panorama actual es desolador. Un oficial de gendarmería que se encontraba en la zona supo decir que la situación es incontrolable: “no se puede respirar, se apaga y se vuelve a prender todo. Mirá allá, eso estaba controlado”. La ruta, en el lado entrerriano, ofrece una panorámica indescriptible. Miles de hectáreas quemadas que siguen humeando, al mismo tiempo que otros cientos de focos activos acompañan durante casi todo el camino en ambos lados. Respirar sin toser se vuelve imposible, los ojos comienzan a arder y la boca se reseca. La escena es dantesca en todas las direcciones.
Dos vecinos oriundos de la localidad de Victoria, se acercaron al kilómetro 24 de la ruta nacional 174 con machetes y palas. Dejaron su camioneta en la banquina, y se adentraron en un área devastada a salvar a los enjambres de abejas que utilizan para producir miel. Una situación similar se dio con otro vecino, que decidió –según sus propias palabras – “con un permiso precario” del municipio de Victoria, hacer un contrafuego para evitar mayores destrozos. Así, dejó su camioneta en un ingreso rural e inició una quema en dirección contraria a los incendios, a la vera de la ruta, para evitar que el fuego continúe avanzando y, al llegar, no encuentre combustible para expandirse. Sentenció: “hasta que no pongan controles en los ingresos rurales, nunca van a encontrar a los culpables. Si ves una estela de humo, y controlas el ingreso, lo cerras y te fijas quienes están en esa área donde se inició el fuego”. Y agregó: ‘acá hay fuertes intereses políticos’. Tal es así, que desde la Multisectorial Humedales aseguran que “por algo la justicia de Entre Ríos hace ya más de 3 años que no da los catastros para cruzar la información satelital de los incendios”, agregando que detrás del fuego hay personas con mucho poder y fuertes intereses económicos.
Acerca de las causas de los incendios, casi todas las personas consultadas coincidieron: detrás hay negocios inmobiliarios y viejas técnicas prohibidas de quema de pastizales cuyo destino oscila entre expandir la frontera productiva agroganadera, o una simple negligencia. Sea cual fuere el motivo, las personas consultadas también coincidieron en un mismo reclamo que ya lleva años en Argentina: la sanción de una ley de humedales. En los últimos 15 años, se han presentado más de 20 proyectos de ley de humedales y ninguno llegó siquiera a ser debatido. El último de ellos, presentado por el Ministerio de Ambiente, fue cuestionado por varios sectores al ser catalogado como ‘un proyecto que es como si fuera de humedales’ alegando que, en lugar de protegerlos, los desprotege.
Desde la Dirección de Acción Climática de Rosario, en una conversación que comenzó en torno al tratamiento de residuos y derivó naturalmente en los incendios de los humedales, aseguran que “sufren todos los efectos y las consecuencias”. Una fuente consultada indicó que “es un problema que sucede en otra jurisdicción y que nos afecta de manera directa con el humo, la calidad del aire, y también de manera indirecta porque la biodiversidad provee un montón de beneficios ecosistémicos que se están degradando”. Consultada sobre los responsables de los incendios, aseguran que no tiene una respuesta certera, aunque hizo una salvación: “lo que sí se ve en los últimos años en las islas frente a Rosario, es un proceso parecido al que se vio en algún momento en Tigre, donde cada vez hay más casas y lotes”. Al estar conectadas por el puente y la ruta 174, su acceso no es difícil, lo cual motivaría aún más a algunos sectores: “Hace tiempo se habla de que quieren hacer un country, y son procesos de los que no nos podemos ni siquiera enterar. Entre Ríos llega a dar un permiso, y no podemos hacer nada. Sabemos también que hay gente que con la bajada del río está aprovechando para hacer terraplenes”. Hubo muchas denuncias en este sentido, y desde la Secretaría destacan el trabajo de la organización ‘El Paraná No Se Toca’ y la Multisectorial Humedales que han logrado llevar adelante denuncias para frenar estos hechos.
Sobre la postergada ley de humedales, un funcionario aseguró: “Una ley no te resuelve el problema, hay que aplicarla”. Se trata de un reclamo que va más allá de los movimientos ambientales, ya que cada día los incendios se agravan. Bien lo demostró la marcha por los humedales y contra los incendios del miércoles pasado 10 de agosto, donde se concentraron miles de personas, entre las que había agrupaciones ambientales, ciudadanos de a pie y funcionarios públicos. Pablo Javkin, intendente de Rosario, asegura que el fuego frente a Rosario se repite por novena vez en 2 años, llegando a las quince veces, en el mismo plazo, sobre otras áreas de las islas. En lo que va del 2022, el fuego ya arrasó con más de 100.000 hectáreas, y las personas – clamando por su salud, la calidad del aire, la biodiversidad y la conservación de su ciudad – exigen que se encuentren a los responsables, se tomen cartas en el asunto y se sancione una ley de humedales para que esto deje de ocurrir.